En el corazón de Tauramena, el Centro Regional de Investigación, Educación y Extensión (IE CRIEET) se ha convertido en un espacio donde la educación trasciende las aulas y se conecta con la vida. Allí, los estudiantes aprenden bajo una premisa poderosa: “aprender haciendo”. Inspirados en el modelo constructivista y con el acompañamiento del SENA, los jóvenes no solo estudian química, sino que la viven, la tocan y la transforman en proyectos que tienen impacto real en su comunidad.
El eje formativo
gira en torno a la agroindustria de la palma de aceite y sus subproductos,
un sector clave en la región. Sin embargo, más allá de la simple producción
agrícola, el CRIEET promueve la innovación y el pensamiento crítico. De esa
visión nace la estrategia “Diverquímica”, una propuesta que busca que la
química deje de ser vista como algo meramente teórico y se convierta en algo
más practico, es decir una herramienta para emprender, crear y construir paz.
A través de Diverquímica,
los estudiantes exploran nuevas formas de aprovechar los recursos locales. En
sus laboratorios y talleres se fabrican jabones artesanales, glicerina y
derivados; se investiga la producción de biodiésel sin metanol, se
elaboran materiales de construcción con residuos de palma y se aprovecha
el afrecho como sustrato para cultivar hongos comestibles tipo orellana.
Cada experimento, cada mezcla y cada resultado se convierte en una oportunidad
para descubrir que la ciencia también puede ser un camino hacia la
sostenibilidad y la independencia económica.
Esta iniciativa
no solo enseña química, sino también esperanza, trabajo en equipo y
compromiso con el territorio. Es por ello, que los jóvenes del CRIEET
aprenden que el conocimiento tiene sentido cuando mejora la vida de las
personas y fortalece el tejido social. Así, la escuela se transforma en un
laboratorio de paz, donde la ciencia y la solidaridad se encuentran para
construir futuro.
Nada de esto
sería posible sin el apoyo de Cenipalma, el SENA, la Gobernación de
Casanare, la Alcaldía de Tauramena, EVECa, Oleoducto Vivo y la comunidad,
aliados que creen en el poder de la educación para transformar realidades.
Hoy, en cada
rincón del CRIEET, se respira la convicción de que la química puede ser más que
una materia: puede ser una semilla de cambio, una herramienta de
progreso y una luz que guía el camino de los jóvenes hacia una vida digna,
productiva y en paz.
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